La Residencia Universitaria Reyes Católicos




Rematando la pequeña plaza formada entre las calles de Teresa Gil y San Felipe Neri, se encuentra la “Residencia Universitaria de Postgrado Reyes Católicos”, que constituye el telón de fondo de dicha plaza, de peculiares líneas y dotada de moderno mobiliario urbano, así como de un moderno kiosco.
El edificio que actualmente acoge la reseñada residencia, es un edificio construido hace cerca de doscientos años y su historia merece se conocida por quienes gustan de conocer cosas de Valladolid.

La Residencia en los años 70 cuando era Colegio Mayor

 Fue construido por un francés a imitación de los grandes hoteles galos de la época y se designó como “Grand Hotel de France”. En esta primera época estuvo instalada en él la primera emisora de radio de la que dispuso nuestra ciudad. Adquirido por un vallisoletano que castellanizó su nombre por el de “Hotel de Francia”, mantuvo su nombre hasta la guerra civil, en que volvió a mudar su nombre por el de “Hotel de los Reyes Católicos”.

Hall de entrada

Concluida la guerra civil se transformó en “Colegio Mayor Universitario Reyes Católicos, para transformarse a finales del siglo XX en la residencia de estudiantes postgrado bajo disciplina de la Universidad de Valladolid.

-Fuente: Valladolid. Paseos por la ciudad. Joaquín Martín de Uña

Comentarios

Una residencia muy acogedora. Una de las principales ventajas de las residencias es que cubren servicios que permiten dedicar más tiempo al estudio. Saludos.
Lucas Mattei Rodriguez ha dicho que…
En 1997 cuando fui a defender mi disertación doctoral me quede allí. Un lugar acogedor, ambiente académico, habitaciones con lo justo y necesario para responder adecuadamente a las necesidades de los alumnos... Un laboratorio académico donde convergen alumnos de distintas facultades y distintas nacionalidades... Jamás olvidare la estancia allí en marzo de 1997...
Anónimo ha dicho que…
Se trata de un alojamiento tranquilo, con una situación excelente y muy recomendable para todos aquellos que van a pasar una temporada en Valladolid por motivos académicos relacionados con la Universidad.
Todo el personal que trabaja allí es muy amable y dispuesto a solucionar cualquier problema.
Las habitaciones, pequeñas pero muy funcionales. A destacar la limpieza diaria que se realiza en ellas y el elevado número de horas de calefacción, que hacen que uno no pase nada de frío.
El desayuno, servido desde julio de 2015 en la cafetería Santa Gloria, magnífico.