El Cementerio del Carmen


La real cédula de Carlos III, promulgada en 1787, que obligaba a los ayuntamientos a crear cementerios públicos fuera de las ciudades, con la pretensión de desterrar la arraigada costumbre de utilizar con este fin las parroquias y conventos del interior de la ciudad, tuvo en Valladolid muy tardía aplicación, pues no será hasta 1833 cuando se cree el que será cementerio general del municipio. El proyecto original, que ocupa parte de las huertas del Convento de los Carmelitas Descalzos (del que nos ha quedado su iglesia), expropiadas en la Desamortización, se ejecutó con premura y por imposición militar.

Reconstrucción aproximada de la portada de la iglesia de San Gabriel, cuya parte inferior sirve hoy de puerta del Cementerio del Carmen (Fotomontaje de Juan Carlos Urueña Paredes)

Este traslado provocó un fuerte rechazo en la gente, pues les peraeía mal "dejar" en lugar tan alejado a sus muertos. Por eso se insistió tanto en "sacralizar" el terreno, y para dejar claro su caracter religioso se construyó un cementerio civil. Pese a todo, la costumbre de adornar y decorar lujosamente los enterramientos no decayó. Las sepulturas antiguas de las personas pudientes se levantan en el cementerio como pequeñas capillas, con su altar, su lamparilla y su puerta cerrada con verjas. Los menos adinerados cierran también con rejas el espacio de la sepultura. Algunos de los panteones de la zona antigua del cementerio constituyen hoy en día verdaderas obras de arte. Un paseo por ellos resulta un auténtico deleite para la vista y un sosiego para el espíritu. El cementerio enseguida quedó equeño para la ciudad que experimentaba entonces el crecimiento de su incipiente desarrollo industrial.


El recinto original, que delimitan las tres puertas de la fachada principal, se ordena mediante una cuadrícula ligeramente deformada para adaptarse al perímetro existente, y en la que se enfatiza el centro con un marcado estrechamiento de los paseos. En 1839 se incorpora la portada clásica que procedía de la antigua iglesia de San Gabriel, de la que solo se reutiliza el cuerpo bajo.

El cementerio con su denominación primitiva

Las sucesivas ampliaciones se producen continuando la cuadrícula pero corrigiendo los iniciales problemas de ortogonalidad mediante paseos de ancho variable. En el más grande de ellos, que se articula con rotonda hacia la mitad, es donde la ciudad decidió a principios de siglo honrar a sus hijos predilectos.


La monumentalidad de este paseo principal, a la que no es ajena la plantación de cipreses, sirve de justo contrapunto al aire recogido e intensamente románico que se respira en el resto del recinto histórico; donde la profusión de cipreses y mausoleos, exagerada por la ligera curvatura de los paseos, nos evoca ciertas recreaciones piranesianas.


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-Fuente: Monumentos civiles de la ciudad de Valladolid. J.J. Martín González. ISBN: 84-500-8462-8

Comentarios

Carlos Ah ha dicho que…
Les recuerdo que para hacer fotografías en su interior hay que pedir permiso a la entrada. Yo no lo sabía y me llamaron la atención.
alberto ha dicho que…
En todos los cementerios de españa hay que solicitar permiso para poder fotografiar ya que hay que procurar que no salgan nombres de las tumbas por respeto a familiares, me paso con el de barcelona y por que me avisaron con tiempo, de todas maneras gracias por decir que hay que solicitar en la entrada, a ver si tengo ocasion y hago ruta fotografica por su arquitectura.