El drama del aceite de colza en Valladolid


En la primavera de 1981 estalló en Madrid y sus inmediaciones una extraña y aterradora epidemia. Se sospechó de una causa infecciosa, pero las investigaciones realizadas no permitieron confirmar la hipótesis. En pocos meses se registraron 20.000 casos y, como en toda situación de urgencia, médicos y hospitales quedaron desbordados en el día a día del dolor y los pacientes.
Pasado el tiempo, la enfermedad quedó asociada al consumo de aceite barato, presentado en envases de plástico de cinco litros. Cuando esto se descubrió, el número de muertos pasaba ya de varios centenares y miles de personas habían quedado inválidas para toda la vida. La tragedia estaba servida.

Manifestación de los afectados en Valladolid en 1982. Foto: Cacho

En aquella época acudían a la Residencia Pío del Río Hortega entre veinte y treinta personas diariamente, sin saber qué les pasaba. La ignorancia se extendía a los médicos que para curarse en salud se centraban en un diagnóstico de neumonía atípica y te mandaban otra vez a casa.
“Del olivo a su mesa”, “del olivo a su mesa”; así sonaba el megáfono del vendedor ambulante por las calles del barrio de los Pajarillos. Fueron meses que marcarían para siempre las vidas de miles de ciudadanos y ciudadanas. Sin saber por qué, ya nada volvería a ser igual, el Sindrome Tóxico pasaría a ser el sello del que ya no podrían desprenderse.
Del olivo no venía. Había recorrido un largo camino antes de llegar a la mesa de los consumidores. Su destino eran los motores y máquinas de la siderometalúrgica, pero fueron los estómagos humanos los que tuvieron que hacer frente a semejante veneno, la anilina.

Analistas examinado el aceite

En Valladolid fueron censados 1443 casos y se corrió el rumor de que todos los afectados iban a morir tarde o temprano. De hecho, el maldito aceite desnaturalizado se llevó por delante a más de doscientas personas, pero si cabe el drama en la provincia fue peor.
Quienes lo distribuyeron y pretendían lucrarse con las más elementales necesidades humanas, eligieron el destino más propio para el letal producto, la periferia de Madrid, los pueblos de Castilla, los barrios de nuestras ciudades donde la desprotección era total.
El juicio contra los aceiteros se inició el 30 de marzo de 1987 y quedó visto para sentencia el 30 de junio de 1988.
Luego vino el juicio contra altos cargos de la Administración del Estado. Se inició el 9 de octubre de 1995 y finalizó el 30 de marzo de 1996.
El pago de las indemnizaciones se demoró más de 18 años provocando que muchos de los afectados ya no se beneficiasen de ellas porque habían fallecido.

-Fuente: La transición en Valladolid 1974-1982 (Julio Martínez, ed.) ISBN: 84-930571-5-0

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
la verdad una gran tragedia
Anónimo ha dicho que…
No solo ingresaron en el Hospital Pio del Río Hotega, en el Hospital Clínico, también tuvimos lo nuestro.Trabajabamos allí entonces muchos médicos y enfermeras jóvenes que teníamos niños pequeños en nuestra casa y no sabíamos si aquello era contagioso..fue un drama y una verguenza, sobre todo para los o afectados.Murieron familias enteras